jueves, 1 de octubre de 2009

La casa roja de Juan Carlos Mestre




Me entero de tu premio, querido Juan Carlos, en la catedral de Toledo. Ya es casualidad que sea en una catedral y en Toledo, entre sinagogas, tránsitos y mezquitas.

Arriba quedó La tumba de Keats, como sabías, y este libro, que ahora sabes. Volveré a esa montaña roja un día, esta vez no para dejarte sino para encontrarte.

Rafael no ha podido verlo pero él lo sabía y a cambio has ganado los ojos nuevos. Por él, por todos, y porque es mi poema favorito del libro, aquí te dejo. Ahora gracias.


LOS POETAS

Para Rafael Pérez Estrada


Recorrimos los suburbios,
anduvimos juntos entre la maleza,
dormimos en los cobertizos.

El poeta barba de maíz roedor de los sembrados,
el poeta bobina de hilo de las cometas.
El que bajo los párpados de lino del verano
es la voz ronca del vendedor ambulante,
la mirada del viento que seca la tierra mojada.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la adivina,
al solitario de boina gris,
al que oye sus palabras como relato de un robo.

El poeta vidrio de los cuatro colores de la atmósfera,
el poeta oscuro llave de las alacenas.
El que está sentado a la diestra del padre
junto al jugador de baraja que lee la fortuna,
el que le dice a la vida, oye vida,
y se acuesta con ella.

Lo que dice el poeta,
lo que el poeta dice
al que se cree dueño de algo,
propietario del reflejo de algo,
amo de la discordia de algo.

El que deambula de noche por los cercados,
el poeta amigo de las hormigas
que construye una casa de harina.
El que guarda en su artesa cuero de tambor
y pan nublado del sábado.

El poeta cera amarilla de las iglesias
que baila con el agua de las pecadoras,
el poeta barco de papel
que duerme con la muchacha sin labios.

Sus manos escriben el rótulo de las mercerías,
saludan en la iglesia al dueño del alambique.
El que se llama Niebla, Pelirrojo Crepúsculo,
el que no sabe a quién besarán ahora los ojos de Triste Boca de Nuez,
el que silba como el pájaro de las colinas,
el hijo del panadero que conversa con el martín pescador.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la muchacha con calcetines blancos
y pequeños ojos de colibrí.
El viejo pastor comensal del otoño,
el poeta ruido de las semillas, carpintero del Arca de los animales.
El delirante bajo el filamento de las bombillas
para el que aún tiene sentido seguir dándole vueltas.
El que vive en la patria de una mujer desnuda,
el hijo de la locura que llora médula de caballos
sumergido en el humo de su choza de adobe.

El que vino a barnizar con leche la jaula de los cantos,
aquel cuya cabeza ha rodado como una peonza
por la tarima de los burdeles
y ha recorrido todos los templos
pidiéndole favores al crucificado.
El consentido por el vínculo de las zurcidoras,
el que padece una enfermedad inmortal
y levita en los parques tumbado de espaldas.

El poeta que cruza en ambulancia los campos de girasoles,
el poeta ángel de los pesebres,
brizna de los acantilados.
El poeta reloj de lluvia de las epidemias,
vapor de los harapos hervidos contra la peste.
El que ha hipotecado la hacienda de varias generaciones
y ahora es el ánima de un bolchevique embriagado de vodka.

El patriarca que abrió una tienda de ultramarinos
y compra por cuatro centavos un ramito de sífilis,
el que conoce el comercio de especias y el tráfico de resinas,
el compadre de los anarquistas
con su escarabajo negro ante el eclipse de mar.
El que rodeado de profecías y pájaros
vive en las manos de una arpista,
el que tiene dedos de trébol y cerillas,
aquel cuyas cenizas alimentarán las carpas de los estanques.

Recorrimos los suburbios,
anduvimos juntos entre la maleza,
dormimos en los cobertizos.

Lo que el poeta dice,
lo que dice el poeta a la adivina,
al bisabuelo judío que dormía en la comuna
y aún vaga con su barba blanca por ahí
proclamando su consigna a las abejas:
Las estrellas para quien las trabaja.

comments

4 Responses to "La casa roja de Juan Carlos Mestre"
  1. Anónimo dijo...
    2 de octubre de 2009, 18:33

    Gracias Julio, gracias por este blog, por acercarnos a la poesía y por dejarnos conocer más de ti.

  2. Julio Mas Alcaraz dijo...
    2 de octubre de 2009, 19:56

    Espero no dejarme conocer mucho porque mi odio adolescente y patológico a mi yo debe tener alguna causa objetiva.

    I resign myself to the dusk escribió el viejo de las mariposas.

    Gracias a ti.

  3. Abelardo Martínez dijo...
    3 de octubre de 2009, 19:07

    Bueno, entré aquí por carambolas de internet y me acabo de enterar del premio nacional del poesía a Juan Carlos Mestre, a quien no conozco ni leí nunca. Bueno, ha sido un placer conocerte, ver tu blog y hasta siempre amigo.

  4. Julio Mas Alcaraz dijo...
    4 de octubre de 2009, 11:14

    Mi humilde recomendación, Abelardo, es que compres el libro de Mestre, muy bien editado por Calambur, y que mismo opines sobre su poesía y embrujo.

    Gracias por pasar por aquí.

 

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