El próximo viernes 24 de octubre a las 19: 30 horas se presentará el libro Tríptico del día después del buen poeta y amigo Raúl Nieto de la Torre. El libro obtuvo el Premio Fundación Siglo Futuro-Caja de Guadalajara de poesía.
La obra será presentado en la Fundación Cencillo de Pineda, calle Pisuerga, nº 3.
La última vez que dije eso me corté con el filo del amanecer. Desde entonces atraso los relojes con absurda precipitación ante lo que parece inevitable, doy cuerda a los ahorcados por amor, arranco las raíces de mis venas.
El silencio es ahora mi tejado. Perro mordiendo el hueso del rencor, he aprendido la voz del amo y la caricia esquiva de la hembra.
La última vez la noche era un altar vacío donde junté las manos murmurando: quien juega con el fuego tiene mil años de perdón...
Aún no sé qué queda entre mis labios de todo aquello: una sombra de luz entre las ruinas. A esa sombra, igual que al humo, me agarro.
Esta tarde en la FNAC se presenta, por primera vez en España, la poesía completa de Sylvia Plath en edición de Bartleby. Personalmente tengo mil razones para ir a la cita. Quizá la más importante sea el recuerdo reciente que la traducción de Anne Sexton ha tenido en mi recuerdo de Sylvia. Las dos amas de casa, las suicidas que hablaban de sus muertes, las dos amigas pero sobre todo, las dos enormes poetas.
Por otra parte mañana hay otra cita de lujo, esta vez en la Casa Encendida, a las 20.00 horas en la sala audiovisual. Quienes descubrimos a Arnaldo Calveyra en aquella edición de Tusquets de 1997 todavía estamos sorprendidos. Mañana presenta su poesía completa este ya anciano poeta, de nuevo de la mano de Adriana Hildalgo Editores, que ha publicado sus excelentes dos últimos libros. Como presentadores de lujo, Olvido García Valdés y Edgardo Dobry.
Papi, por Sylvia Plath
Tú ya no, tú ya no
Me sirves, zapato negro
En el que viví treinta años
Como un pie, mísera y blancuzca,
Casi sin atreverme ni a chistar ni a mistar.
Papi, tenía que matarte pero
Moriste antes de que me diera tiempo.
Saco lleno de Dios, pesado como el mármol,
Estatua siniestra, espectral, con un dedo del pie gris,
Tan grande como una foca de Frisco,
Y una cabeza en el insólito Atlántico
Donde el verde vaina se derrama sobre el azul,
En medio de las aguas de la hermosa Nauset.
Yo solía rezar para recuperarte.
Ach, du.
En tu lengua alemana, en tu ciudad polaca
Aplastada por el rodillo
De guerras y más guerras.
Aunque el nombre de esa ciudad es de lo más corriente.
Un amigo mío, polaco,
Afirma que hay una o dos docenas.
Por eso yo jamás podía decir dónde habías
Plantado el pie, dónde estaban tus raíces.
Ni siquiera podía hablar contigo.
La lengua se me pegaba a la boca.
Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
Apenas podía hablar.
Te veía en cualquier alemán.
Y ese lenguaje tuyo, tan obsceno.
Una locomotora, una locomotora
Silbando, llevándome lejos, como a una judía.
Una judía camino de Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como una judía.
Incluso creo que podría ser judía.
Las nieves del Tirol, la cerveza rubia de Viena
No son tan puras ni tan auténticas.
Yo, con mi ascendencia gitana, con mi mal hado
Y mi baraja del Tarot, y mi baraja del Tarot,
Bien podría ser algo judía.
Siempre te tuve miedo: a ti, a ti
Con tu Luftwaffe, con tu pomposa germanía,
Con tu pulcro bigote y esa
Mirada aria, azul centelleante.
Hombre-pánzer, hombre-pánzer, Ah tú…
No eras Dios sino una esvástica
Tan negra que ningún cielo podía despejarla.
Toda mujer adora a un fascista,
La bota en la cara, el bruto
Bruto corazón de un bruto como tú.
Mira, papi, aquí estás delante del encerado,
En esta foto tuya que conservo,
Con un hoyuelo en el mentón en lugar de en el pie,
Mas sin dejar por eso de ser un demonio,
El hombre de negro que partió
De un bocado mi lindo y rojo corazón.
Yo tenía diez años cuando te enterraron.
A los veinte intenté suicidarme
Para volver, volver a ti.
Creía que hasta los huesos lo harían.
Pero me sacaron del saco
Y me amañaron con cola.
Y entonces supe lo que tenía que hacer.
Creé una copia tuya,
Un hombre de negro, tipo Meinkampf,
Amante del tormento y la tortura.
Y dije sí, sí quiero.
Pero, papi, esto se acabó. He desconectado
El teléfono negro de raíz, las voces
Ya no pueden reptar por él.
Si ya había matado a un hombre, ahora son dos:
El vampiro que afirmaba ser tú
Y que me chupó la sangre durante un año,
Siete años, en realidad, para que lo sepas.
Así que ya puedes volver a tumbarte, papi.
Hay una estaca clavada en tu grueso y negro
Corazón, pues la gente de la aldea jamás te quiso.
Por eso bailan ahora, y patean sobre ti.
Porque siempre supieron que eras tú, papi,
Papi, cabrón, al fin te rematé.
(trad. de Xoan Abeleira. Poesía Completa. Bartleby Editores).
Instantes de un castillo de arena, de Arnaldo Calveyra
Lo teníamos con una mano. Sin caer superficie apagada por las
orillas tornasoleadas de la lengua. Por hablarnos casi, murallita
entretenida en el sol demasiado. Te abriré una puerta, una ventana,
una bajamar de aldea.
El mar, la carretera nacional. Ni parada ni tiesa. A tocar con
estos ojos.
En vano unos niños se lo han pedido al mar. Entra, se instala.
Napoleón paralítico que destroza. Canta. La sal, el torreón, la
bandera.
Escúchalo.
Nosotros.
Una niñita basta, consigue atravesarlo, encuentra las cocinas.
Cantamos una marsellesa en el desastre. No lo para. Se cae en
pedazos el puente levadizo.
Difícil tiempo.
Encuentro aquel esqueleto del sol extraviado en los años.
No, no volveremos.
El agua vertical de la ola color viento. Lejos, ¿por qué no todo
el mar?
Una escoba siete mares, el mar.
La bandera era lo que más queríamos, lo que más nos gustaba,
la bandera incolor en la luz.
Nuestro querido poeta Antonio Daganzo hace un repaso a su obra poética el próximo martes 21 de octubre en la Casa de Castilla-La Mancha (calle Paz, número 4).
El próximo 3 de Octubre, se presentará en el Ateneo de Madrid, Calle Pinar, nº 21, a las 22: 30, el libro, Casa junto al mar, de José Manuel Caballero Bonald. El libro es una antología de la larga y rica obra del poeta gaditano.
El acto será presentando por Pablo Méndez y Miguel Losada.